La Bandera es la reseña genuina de la Patria, por eso su fuerza y su poder son prodigiosos en el
estrecho pero honroso camino del deber. La historia antigua, media y
contemporánea nos dice de hechos magníficos y sublimes de heroísmo, de
sacrificio y de martirio que han venido a significar verdaderas lecciones de
patriotismo en la adoración de la Bandera, ya que es el estandarte de la virtud
y el símbolo más preciado de la dignidad nacional. El juramento de los
atenienses consistía en no deshonrar jamás a su Bandera; los espartanos han sido
considerados por este amor a ese algo intangible que está tan vinculado en la
esencia misma del pueblo, como los maestros del patriotismo; los romanos,
bastaba que colocaran delante de si la Bandera, para que se calmaran los actos
de sublevación; Prat, al hundirse su barco murió abrazando a su Bandera;
Ricaurte murió envuelto en su Bandera al explotar el polvorín de San Mateo;
Napoleón con ella en la mano atravesó el puente de Arcola y triunfó. Y así mil
grandes acciones han hecho los hombres arrastrados por el amor y el respeto a la
Bandera, elementos que le dan una fuerza prodigiosa.
José María Lemus San Salvador, 1949.
La Bandera Nacional es un paralelogramo de tela compuesto de tres fajas horizontales. La primera (arriba) es azul, la segunda (centro) es blanca y la tercera (abajo) es azul. Sus dimensiones oficiales son: 3.35 metros de largo por 1.89 metros de ancho; cada faja, 0.63 de ancho. Sin embargo, puede dársele cualquier dimensión, siempre que conserve las mismas franjas y colores. Fue adoptada por decreto del Poder Legislativo del 17 de mayo de 1912. El presidente de la Asamblea Legislativa era el doctor Francisco Vaquero. La iniciativa partió del Presidente de la República, doctor Manuel Enrique Araujo. Es la misma bandera de la Federación Centroamericana, decretada por la Asamblea Nacional Constituyente el 21 de agosto de 1823. Sus colores fueron escogidos por Manuel José Arce cuando lo nombraron jefe de los milicianos salvadoreños que combatieron la anexión de la provincias Unidas de Centroamérica a México en 1822. El propio Presidente de la República, Dr. Manuel Enrique Araujo, izó la nueva bandera en el asta colocada frente a la Tribuna Presidencial en el Campo Marte en la mañana del 15 de septiembre de 1912 frente a funcionarios civiles y militares, así como una numerosa concurrencia.
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